lunes, 7 de octubre de 2019

¿Son lo mismo un vidrio y un cristal?

La mayoría de la gente (al menos en España) al coger un vaso piensa que es de cristal, pero en los anuncios dicen que si se rompe hay que tirarlo al contenedor de vidrio. Entonces, ¿estas dos palabras son sinónimas? ¿Significan lo mismo y son intercambiables? Vamos a verlo...

¿Vidrio o cristal?

Si nos vamos al diccionario de la RAE a buscar la respuesta, éste nos proporciona una respuesta un tanto ambigua. Si nos vamos a la definición de cristal y miramos la primera acepción nos encontramos:
Vidrio, especialmente el de alta calidad.
Ésto nos puede llevar a pensar que, efectivamente, el cristal y el vidrio son lo mismo, al menos el de alta calidad. Pero como no sabemos la calidad de lo que tenemos en casa pues nos valen como sinónimos, ¿no? Pues no. La verdad se revela en la quinta acepción, que nos da una pista de por dónde pueden estar las diferencias:
Fís. y Quím. Sólido cuyos átomos y moléculas están regular y repetidamente distribuidos en el espacio.
¡Premio! Ya intuimos una de las diferencias, al menos el cristal está "regular y repetidamente distribuido", es decir, está ordenado. Tiene un orden, una periodicidad en el espacio. Esta suposición se ratifica cuando nos vamos a la definición de vidrio y leemos en su primera acepción:
Material duro, frágil y transparente o traslúcido, sin estructura cristalina, obtenido por la fusión de arena silícea con potasa y moldeable a altas temperaturas.
Si obviamos la segunda mitad, que se refiere únicamente a un vidrio específico, que es el que se suele usar en los materiales caseros, nos dice que es un tipo de material que no tiene estructura cristalina, es decir, que no está ordenado. Por fin hemos encontrado la diferencia entre estos dos términos, en principio, tan similares. Uno de ellos, el cristal, está ordenado, mientras que el otro, el vidrio, no lo está.

De hecho, casi seguro que habrás escuchado que un vidrio es "un sólido que mantiene la estructura del líquido" y, aunque no es cierto, no está tan lejos de la realidad. Esta afirmación se debe principalmente a las ventanas antiguas, en las que se observa que son más delgadas en la parte superior que en la inferior, ya que el cristal ha "fluido" hacia la parte inferior debido a la gravedad durante décadas. Esto sabemos que es tajante mente falso, pero el hecho de que en muchas catedrales ocurra este fenómeno ha hecho pensar eso a mucha gente pero, realmente, el vidrio no fluye y este hecho es una consecuencia de la fabricación antigua de los vidrios planos.

Esta diferencia supone un cambio importante en su comportamiento y en sus propiedades macroscópicas. Un cristal tiene sus propiedades más definidas mientras que en el cristal, el hecho de que no esté ordenado, hace que muchas de las propiedades se vean ligeramente distorsionadas o no estén bien definidas como, por ejemplo, el punto de fusión.

Otra de las diferencias es su resistencia a los golpes o tenacidad. En principio, un cristal aguantará mucho mejor un golpe que un cristal, ya que la cantidad de enlaces establecidos en la zona del impacto es mucho mayor. Aún así, la ruptura de un vidrio se producirá por el punto más débil, manteniendo el resto de la estructura intacta (es por eso que el vidrio se puede cortar con la forma deseada). y las ventanas rotas dejan trozos grandes intactos o los vasos se rompen en pocos trozos. Por el contrario, los cristales cuando se rompen pierden la estructura cristalina y las tensiones que se generan hacen que el cristal entero se resquebraje, como cuando se rompe la ventana de un coche por un golpe.
accidente, automóvil, choqueResultado de imagen de cristal de coche roto
Diferencia entre un vidrio (izda) y un cristal (dcha) rotos

Aunque si lo pensamos el cristal del coche no pudo ser inicialmente un cristal ordenado si se le tuvo que dar forma. Esto se puede conseguir, si no totalmente al menos parcialmente, con una técnica conocida desde hace muchos años y que los espectadores de Forjado a Fuego habrán escuchado hasta la saciedad: el templado. Está técnica consiste en calentar el cristal hasta una temperatura cercana a la de fusión para que los átomos (o componentes) del vidrio puedan reordenarse y adoptar una estructura muy parecida a la del cristal, mejorando sus propiedades, entre ellas la tenacidad como ya hemos explicado antes.

Ah!, así que creías que los vidrios son únicamente materiales transparentes y susceptibles de formar vasos, ventanas y gafas como parece sugerir el diccionario de la RAE... Pues no, todo material que se ordene es susceptible de formar cristales y, por tanto, si a su forma fluida se le baja la temperatura de forma drástica formará un cristal. Esto implica que todos los metales y los compuestos iónicos ordenados pueden, en principio, formar cristales y ordenarse de una forma y geometrías definidas. Estas formas y geometrías dependen de diversos factores en los que no vamos a entrar hoy.

Por último, daros una pista para identificar cristales, es decir, estructuras ordenadas: Forman formas poliédricas definidas, es decir, tienen formas con aristas y vértices bien definidos. Estos detalles se aprecian muy bien en muchos minerales; mientras que los vidrios son más parecidos a las estalactitas y estalagmitas de las cuevas en las que los sus átomos no se han podido ordenar porque han precipitado al tener un defecto de agua. Si bebes vino alguna vez en casa aparta el corcho cuando aún esté húmedo y observa si lo que se forma son cristales o vidrios de los componentes del vino.


Hasta aquí el post de esta semana. Es un tema que he estado aplazando durante bastante tiempo pero que por fin ha llegado. Si te ha gustado, se te ha quedado corto o hay alguna duda ponlo en los comentarios, en Facebook, en Instagram o en Twittter (@callofchemistry en todas las redes sociales).

Nos vemos!!

1 comentario:

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